Escribir sobre la ciudad es siempre escribir sobre una ciudad en particular, de una arquitectura, urbanización, historia e identidad particulares, escribir sobre la ciudad es tanto una cuestión teórica-legal como un juego de experiencias; en síntesis la ciudad: “habitar la ciudad”, respecto de eso, no hay mejores críticos de la funcionalidad de su constructo que sus propios habitantes.
La construcción de ciudad en Chile, en términos legales, está regida por los planos reguladores comunales, que, a su vez, son elaborados bajo la circular vigente 0935, en coherencia con la Ley general de Urbanismo y Construcciones. Sobre su coherencia, basta leer la circular y ver su aplicación efectiva en los planos reguladores y actuales construcciones para notar como ejes fundamentales son pasados a llevar dentro de los proyectos insertos en la ciudad.
Para este pequeño texto nos servirá de excusa el controversial proyecto “Plaza de Invierno: cubierta Barros Arana” o “las tulipas de barros”, que son, por decirlo menos, toda una apuesta en la ciudad de Concepción, Chile, que además se encuentra en un punto muerto debido a problemas burocráticos.
El proyecto consiste en 9 estructuras alineadas con pilares de acero de 11 metros de alto con membranas de 12x13 metros, se ubica en Barros Arana, calle que atraviesa el centro urbano de Concepción, y forma parte, en su paseo peatonal (el espacio intervenido) del pasillo U. de Concepción-Intendencia que como eje es un hito importante dentro de la remodelación urbana de la ciudad. ”Barros” es además un espacio público destinado a vialidad, por el cual la mayoría de los habitantes de las comunas pertenecientes al “Gran Concepción” transitan a diario, donde la construcción del proyecto respondía a dos fines, el de techar y funcionar como paseo de invierno para una ciudad lluviosa, y el comercial, ya que los pilares de las tulipas serían espacios para publicidad.
Respecto de su funcionalidad, la primera ironía que hay que solucionar es que son estructuras permanentes, en invierno y verano permanecerán ahí, imagino que un paseo de invierno sería muy útil en ciudades que llueve todo el año como Valdivia, pero en concepción, donde en verano y primavera no llueve y hay una temperatura promedio mayor a los 20 grados, es decir no hay un sol agobiante como para necesitar refugiarse de él, parece un poco forzada la construcción de una plaza de invierno, o aún un parasol de verano. Ahora bien, no olvido que la lluvia es un factor importante en el urbanismo de nuestro centro urbano, pienso por ejemplo, en las galerías que atraviesan los edificios y unifican sus calles, donde hubiese parecido más pertinente reforzar esta particular tipificación comercial, que invadir un espacio público donde la tipología de sus edificios es baja y heterogénea, donde los edificios que rodean las tulipas no son lo suficientemente altos para que en su conjunto cubran el paseo de la lluvia, ni son lo suficientemente altos para formar un conjunto proporcional, creando una anomalía evidente para cualquier habitante o turista de la ciudad.
De su segunda función, como plataforma publicitaria, podemos decir que el ochenta por ciento de la inversión en esta es de privados, la que parece dar cuenta de la principal y verdadera función de su construcción, ya que en ese espacio se encuentran representantes de los conglomerados económicos más grandes del país, donde las tulipas expondrían sus propagandas y aumentarían la exposición de sus ofertas, esta segunda función es importante, ya que la publicidad en espacios viales y públicos es invasiva y decisiones de este tipo deben ser consultados con la ciudadanía.
Acorde a esto, La circular 0935, indica que los planos reguladores, deben “regular la instalación de carteles publicitarios en el espacio público destinado a vialidad” (pág. 32, circular 0935), que, sumado a lo que sostiene en su punto 1.1.d: que han de velar por “…la transparencia de las decisiones públicas, así como fortalecer el derecho de las personas a participar de las decisiones de planificación que afectan el lugar que habitan…“ lo que garantizaría un control democrático de los habitantes de cada comuna sobre las construcciones que se llevan a cabo en los espacios públicos urbanos y privados que circundan sus viviendas, o en segunda instancia, y si esto no ocurriese(como no ocurrió) garantizaría el poder que nos da a detener o reclamar por una obra que no nos beneficia ni aporta algo a la ciudad que habitamos.
Me pregunto, le preguntaron a usted sobre las tulipas en el paseo Barros Arana, cuyo uso de suelo es para la vialidad peatonal al mismo tiempo que es espacio público? pues la respuesta es NO, ya que la participación ciudadana y real control democrático hasta hoy ha sido una verdadera broma de mal gusto para las autoridades y gobiernos, razón que sin duda, es la que tiene hoy a nuestro país convulsionado, con una razón bien evidente y poco sabida, que es que nuestra democracia es ejercida sobre una constitución escrita en tiempos de odio, donde el control democrático era inexistente o simplemente utópico.
Este proyecto no sólo ha sido contraproducente para quienes habitamos concepción, sino además, como lo vemos, confirma el mal-funcionamiento de nuestras instituciones, que no velan por el bienestar de sus ciudadanos, sino por los intereses de unos pocos, pasando a llevar tanto la dignida, convirtiendo el paseo peatonal en un lugar desagradable, trayendo suciedad y densidad a un espacio bastante acotado, pequeño , no muy higiénico y cortando la continuidad del corredor U. de Concepción-Intendencia.
Este junto a otros proyectos nefastos, como la intervención en el Palacio Castellón, han destruido una parte importante de la identidad cultural de Concepción, que evidencian como construir ciudad se ha transformado en un mero negocio, sin tener en cuenta factores como la sustentabilidad, historia, desarrollo, clima, la tipología y el espíritu de una ciudad. Una intervención lamentable, de modesta sutileza muy por debajo de los estándares autoimpuestos, de quienes proyectaremos nuestra querida ciudad.